Parece ser que la sobriedad es indicativa de profesionalidad para muchos. La innovación es descartable, poco seria, no indica profesionalidad. No estoy de acuerdo con estas afirmaciones considero que de la innovación ha emergido el progreso. Si ésta no hubiese existido la humanidad todavía estaría anclada en la protohistoria y lo más empleado por el ser humano sería un bifaz. Pienso que ser organizado, metódico y sobrio es necesario para trabajar como una hormigita en esta sociedad de consumo , capitalista que nos exige ser resolutivos y eficientes además de correctos y aparentemos la profesionalidad aunque se carezca de ella. Porque si tanto se incide en aparentarla debe ser que escasea y hay que representar o simular la misma. Consideramos que las tareas que realizamos en poco tiempo están realmente bien hechas cuando eso es totalmente imposible, porque no estamos dotados de ciencia infusa que nos de la omnipotencia del conocimiento con ligereza, apresuramiento y alacridad.
Si eres innovador en algunos contextos , vas a ser criticado, no tolerado e incomprendido, y si te toca el papel de intentar defender tus ideas a alguien que previamente ya vive instalado en el convencimiento de lo contrario , ni lo intentes porque es tiempo perdido, y en esta sociedad dicen que el tiempo es oro.
Parece ser que somos una caterva de borregos anclados en lo reglamentado y apropiado, o en lo que se cree asi. Lo sobrio me aburre y todo lo relacionado con la templanza, la continencia y la parquedad. El conjunto de lo mencionado anteriormente atufa a conformismo.
Los miembros de un grupo social deben ceder cierto nivel de derechos personales para que prevalezcan otros de naturaleza grupal. En ello se manifiesta la tradicional controversia dicotómica del "individuo versus el grupo social" pues los beneficios de la mayoría deben ir sobre-impuestos a los personales. Ambos conceptos, obediencia y conformidad social, sugieren un nivel intrínseco de conflicto inevitable entre el individuo y su sociedad, aún en su grado más mínimo, pues establecen "ipso-facto" que ser miembro de cualquier grupo social humano conlleva cierto nivel explícito de subordinación y acatamiento a las normas establecidas que pueden, o no, ser voluntariamente escogidas. Presume, además, que los beneficios del colectivo satisfacen en igual medida a todos los miembros del grupo, lo cual no necesariamente es cierto. Muchas veces la obediencia se manifiesta como conducta y actitud de conformismo; otras veces ocurre como reacción a mecanismos más complejos de la estructura social como son la marginación, la estratificación en clases y la presión social. La conformidad de los miembros no siempre garantiza que el grupo social retribuya su sacrificio personal con beneficios reales, lo cual incrementa la tensión entre individuo y sociedad. Aunque obedecer y conformarse son muchas veces usados como sinónimos no se refieren a un mismo proceso.
Ha existido la idea de que los grupos sociales dominan la mente individual convirtiendo al ser humano en un ente pasivo, casi monigote, ausente de sus propias ideas, controles e iniciativa a favor de una mente grupal o colectiva. Esa presunción postula subordinación "automatizada" del individuo al dominio del grupo.
Varias teorías y estudios clásicos, tanto en la Psicología Social como en la Sociología, han sugerido que el ser humano es tan conforme y maleable que pareciera desaparecer como entidad individual para ser absorbido por la otra identidad, la social. Lebon (1895) fue uno de los más extremistas en esta postura ideológica, planteando que el ser humano no puede menos que degradarse al vivir en grupos, particularmente cuando participa de las muchedumbres. Además, la continuidad, la autoconciencia, la interacción, las tradiciones, las costumbres hacen que surja "el espíritu grupal" que a su vez crea "la mente grupal". En ambas, el individuo queda a merced de esas fuerzas sociales, para bien o para mal.
Vivir en sociedad, sin embargo, es indispensable e inevitable. La inserción del individuo al grupo es fundamental (Cooley, 1979). Es así como cada grupo establece sus mecanismos, procesos y controles sociales hacia el individuo que inician en la socialización primaria. En esta, el aprendizaje sobre la obediencia y el conformismo pueden llegar a ser exigencias muy altas. Considerarlos como valores y virtudes conlleva ser reforzados por instituciones como la familia y las organizaciones sociales.
No se nace conforme ni obediente, sin embargo ambas son conductas actitudinalmente aprendidas. Dependen, fundamentalmente, del estilo de crianza al que son expuestas las personas. En las culturas latinoamericanas, por ejemplo, los adultos tienden a criar con actitudes de sobre-protección fomentando el desarrollo de personalidades de mucha dependencia emocional y mucha conformidad como virtud de "buen hijo/a". La conducta social que se espera de los miembros de un grupo va dirigida hacia las cosas que "debe hacer todo el mundo". Se enseña desde la infancia que obedecer es una forma positiva de conducta. Esto significa que muy temprano en el desarrollo se aprende la conveniencia de acatar valores, tradiciones, costumbres, hábitos y conducta mediante la obediencia de normas y guías sociales. También se refuerza la actitud de aceptar o conformarse con cierto orden social, a veces llamado universal y "natural". Es muy poco probable, pues, que no se enseñe a obedecer; en algunos casos querrá decir sumisión obediente. Se presume que no hacerlo sería fomentar problemas de adaptación al grupo y al orden social. Sin embargo, pueden darse fenómenos extremos, como en el caso del "hiperpaternalismo", que fue estudiado inicialmente por el periodista del New York Times, Andrée Aelion Brooks, en una investigación que le tomó un año y en la que fueron entrevistados 60 padres, 80 psicólogos y educadores y sobre 100 menores escolares. Los resultados fueron publicados en el libro "Hijos de padres de la vía rápida" en donde explica sus observaciones y advertencias sobre este tipo de crianza en Estados Unidos.
Posteriormente, el psicólogo norteamericano Alvin Rosenfeld estudia el fenómeno también, concluyendo que las exigencias de estas crianzas crean problemas psicológicos en niños/as a los que no se les permite tiempo de juego sacrificando así su desarrollo de la creatividad personal.
"Los expertos hablan de una nueva forma de crianza que los tiene preocupados. La llaman hiperpaternidad. Busca educar hijos perfectos, preparados para la exigente competencia y con dominio de la mayor cantidad de habilidades. Estos niños siempre están llenos de actividades extracurriculares y casi sin tiempo libre para jugar". (1).
De otra parte, no es la familia la única institución que fomenta la conformidad, sino que también "una fuerte presión hacia la conformidad interna es una parte integral de la vida organizacional" (2) lo cual es premiado como virtud del/la buen/a empleado/a. Se reconoce que llevado a extremos puede generar problemas de incompetencia generalizada laboral, pero aún así se estimula.
"Uno de los deberes de los dirigentes del sistema es de canalizar esta presión hacia el conformismo en lo que es competente y productivo, volteándola de lo que es inapropiado y obstaculizador. El grado al cual todos los miembros del sistema, desde los más altos funcionarios hasta los más subordinados, se involucran en este proceso de canalización de las tendencias conformistas en lo que conviene al sistema, provee un buen índice de la probabilidad de la existencia de la incompetencia dentro de la organización". (3)
Comencemos, pues, con las definiciones y conceptualizaciones que han sido realizadas sobre el conformismo social.
La conformidad tiene diversidad de definiciones en los diccionarios. Lo mismo puede ser sinónimo de adecuacidad que de similitudes; simetría o proporción entre las partes que componen un todo; adhesión total de una persona a otra; tolerancia y sufrimiento en las adversidades; consentimiento; resignación; sufrimiento; paciencia (4). Puede ser definido como el grado en que los miembros de un grupo cambian sus puntos de vista y actitudes a favor de los del grupo, por vía inconsciente o por presión de grupo (5)
Conformidad puede ser definida como una conducta aprendida en relaciones entre dos personas, donde una sume el rol de controlador/a de la relación, en tanto que la otra persona asume el rol de controlado/a. (Bornstein, 1992). En esta definición se describe una forma de mantener relaciones donde la conformidad, la pasividad, la complacencia y la falta de afirmatividad propia son las formas positivas para fomentar la dependencia en algunos individuos, una forma muy eficaz de sostener un orden social de distribución asimétrica del poder.
Conformidad no significa obediencia o sumisión automática, según algunos teóricos modernos, pues "se niega que la conformidad implique inexorablemente una función adaptativa (Kelley y Shapiro, 1954)"(6) resultando importante el estudio de los procesos de influencia social a la par que los procesos de conformidad, ya que la influencia social, según Perez y Mugny (1985) puede ser definida "como regidores de las modificaciones de todo tipo de respuestas (percepciones, juicios, opiniones, comportamientos, etc.) observables en el individuo, cambios de respuestas originadas por el conocimiento de las respuestas (percepciones, juicios, opiniones, comportamientos, etc.) de otro(s) individuo(s)" (7)
Deutsch y Gerard (1955), definieron conformidad como el resultado superficial, estratégico y temporal de la necesidad de aceptación del grupo, ya que se busca no ser excluido o rechazado modificando opiniones y conductas solo en la medida en que se necesita funcionar en un acuerdo común con el grupo.
"...la tendencia a llegar a un acuerdo con el grupo es una exigencia dinámica de la situación. Se funda principalmente en una concepción clara y razonable de las condiciones: cada cual supone que ve lo que los otros ven. Partiendo de ahí, todo individuo espera aproximarse al grupo. Este esfuerzo, lejos de tener su origen en una tendencia ciega a la imitación, es producto de exigencias objetivas"- Asch, 1952. (8)
La conformidad social es, resumiendo, un cambio de conducta que ocurre posterior a alguna forma de presión verbal o no-verbal ejercida por el grupo de forma real o imaginaria para el sujeto. No debe confundirse con complacencia, que es un cambio de conducta como resultado de una petición directa, ni tampoco debe ser usado como sinónimo de obediencia que es un cambio de conducta que surge como resultado a la presión que ejerce alguna figura de autoridad.
¿Por qué se estudia la conformidad? Es una forma de conducta que se manifiesta no solo como un rasgo intra-personal sino también en grupo. Es, además, una forma de evaluar la influencia social ya que la conformidad es un ajuste adaptativo que hace el individuo ante alguna forma de presión, percibida o real, del grupo. Sobre todo, se debe estudiar la conformidad, porque forma parte del repertorio de respuestas que ocurren en la interacción social cuyas consecuencias permite, sostiene y perpetúa la asimetría de relaciones de poder.
Las diversas conceptualizaciones sobre el conformismo han mostrado equivalencias teóricas con otros conceptos de la Psicología Social. Es así como en el pasado conformidad fue sinónimo de influencia social y se trataba como tema mecánico y automatizado. La influencia social fue definida como la búsqueda de "la adecuación del individuo al grupo al que pertenece, ejerciendo, por tanto, una función de control social (tanto en el sentido de vigilancia como en el sentido de dirección y de intervención reguladora). (Ibáñez, 1982)" (9) Esto fue llamado el sesgo de la conformidad por Moscovici y Faucheux (1972) basados en un experimento, titulado "Azul-Verde" (1969) en el cual se proyectaron diapositivas azules ante grupos formados por dos cómplices y cuatro sujetos. Los cómplices afirmaban de forma unánime y consistente que las diapositivas eran verdes y los 4 sujetos terminaron cambiando su respuesta en una relación de 8.4 % (10). Conformidad fue definida por Moscovici (1985) desde una perspectiva funcionalista como:
"...el comportamiento del individuo o del grupo tiene por función asegurar su inserción en el sistema o en el ambiente social. En consecuencia, puesto que las condiciones a las que deba adaptarse el individuo o el grupo están dadas, la realidad se describe como algo uniforme y las normas se aplican a todos por igual. Así tenemos una definición casi absoluta del desviante y del normal. La desviación representa el fracaso en la inserción dentro del sistema, una carencia de recursos o de información en lo concerniente al medio social. La normalidad, por su parte, representa un estado de adaptación al sistema, un equilibrio con el medio social y una estrecha coordinación entre ambos.
Desde este punto de vista privilegiado, el proceso de influencia tiene por objeto la reducción de la desviación, la estabilidad de las relaciones entre individuos y de los intercambios con el mundo exterior. El proceso de influencia implica que los actos de aquellos que siguen la norma son funcionales y adaptativos, mientras que los que se apartan de la norma o van contra ella son considerados como disfuncionales y no adaptativos", (11).
Otras de las equivalencias al conformismo ha sido el proceso de la obediencia social, concepto cuya definición estuvo determinada por los estudios de Asch (1952) y Milgram (1974), particularmente por el segundo con sus experimentos sobre obediencia ante la autoridad.
"Al ser la obediencia un proceso de influencia producido por la presión social de la autoridad, ha aparecido constantemente ligada a la conformidad, ya que ésta se produce por la presión social de las mayorías, siendo consideradas ambas modalidades de influencia como formas externas de control social. La obediencia se produce cuando un individuo o grupo modifica su comportamiento a fin de someterse a las órdenes directas de la autoridad. La investigación sobre la obediencia ha quedado ligada a Milgram (1974), con todo el impacto que ha supuesto en las Ciencias Sociales, en general, y en la Psicología Social, en particular", (12).
Las dificultades principales de muchas de las concepciones sobre el conformismo radican en la diversidad de definiciones sobre el proceso de la conformidad social así como la confusa equivalencia entre conformismo, facilitación social, influencia social, y obediencia. La segunda dificultad y crítica es relativa al concepto que nos presentan de ser humano, uno que no es sino un objeto-sujeto de la presión de los demás.
Por esto, dentro de la Psicología Cognitiva Social, así como en el Postmodernismo, se busca una nueva actitud para entender y manejar los procesos de la conformidad social. Como bien señala Pablo Freire, una nueva pedagogía liberadora debe ayudar a re-conceptualizar esquemas teóricos mecánicos que solo sirven para mantener el estado tradicional y desigual de las cosas. Estas deben partir del reconocimiento de que en el ser humano existen (a) diferentes cogniciones, diferentes formas de conocer, de construir conocimientos, de producir y legitimar concimientos; (b) comportamientos que alteran la neutralidad de las interacciones tradicionales quebrando los dispositivos de control y desequilibrando las relaciones de fuerza y poder establecidas; y (c) un papel activo en el ser humano en cuanto a sus representaciones, los constructos simbólicos, y los imaginarios. (Ghiso, 1998) (13)
Sobre el conformismo social se han hechos diversos estudios a través de los años y se han elaborado algunas conceptualizaciones teóricas. Es necesario, primero, reseñar brevemente algunos de los estudios/ teorías clásicos.
Particularmente importante, en la Psicología Social tradicional, resulta el estudio sobre conformismo de Salomón Asch (1958) en el cuál encontró que hasta un 75% de los sujetos podían dar intencionalmente respuestas equivocadas para coincidir con las respuestas de otras personas. Su estudio confirma la hipótesis de que la necesidad por la aprobación social es de tal magnitud que las personas ceden sus verdaderas opiniones- aún a conciencia de que están diciendo un error o un disparate- para pertenecer y no ser rechazados socialmente.
Interesante también es la teoría elaborada por David Riessman (1950) donde categorizaba las reacciones al conformismo en tres tipos: las personas dirigidas desde la tradición, las personas dirigidas desde la conciencia moral, y las dirigidas desde los otros. La primera categoría describe a un ser humano totalmente controlado por las creencias y costumbres de su sociedad que bajo presión social determinan su conducta. La segunda categoría sostiene que se internalizan los ideales morales en la familia que luego funcionan como mecanismos de presión hacia la obediencia. La tercera categoría establece que la reacción de los demás (la reputación, el chisme, la percepción social, la imagen) hacen que nuestra conducta tienda a ser una de complacencia en la que se persigue impresionar bien a los demás. (14).
Herbert Kelman (1972) establece tres formas, o sub-tipos de conformidad: complacencia (conformarse públicamente pero conservando en privado las ideas propias), identificación (conformarse, en público y privado, mientras se es miembro de un grupo, pero no cuando se deja al grupo) e internalización (conformarse pública y privadamente, tanto cuando se es miembro de un grupo como cuando se deja el grupo) (15).
Finalmente, los experimentos de Stanley Milgram (1974) sobre obediencia social y conformismo reforzaron la idea de que los individuos tienen razones sociales para obedecer a las figuras de autoridad, inclusive aún cuando en la obediencia se le haga daño a otras personas, tal y como fue el caso de muchos soldados en la Segunda Guerra Mundial, situaciones que fueron parte de sus estudios, tesis y publicaciones.
La literatura de la segunda mitad del Siglo XX y principios del Nuevo Milenio nos reporta otros estudios, teorías y conceptualizaciones sobre conformismo social, particularmente en América Latina. La Psicología de Ignacio Martín-Baró (1985), desde El Salvador, nos identifica como meta de la Social la necesidad de ayudar a desmitificar las visiones tradicionales y explotadoras sobre el conformismo social y otros procesos sociales. La conciencia se transforma, histórica y dialécticamente, por lo que no es correcto asumir que el ser humano responde mecánicamente a conductas acondicionadas. Con este tipo de enfoque no reconocemos el valor intrínseco y activo de la mente humana. Para entender bien el fenómeno del conformismo entonces hay que entender y estudiar el efecto de la ideología que afecta e infunde actitudes conformistas no solo al pueblo sino también al científico social. (16)
De forma similar nos dice Maritza Montero:
"Es la presencia de la ideología la que permite que una joven mujer, con cinco hijos menores de 7 años, que vive en una humildísima vivienda, construida con materiales de desecho, colgando de un cerro (de caracas), de reducidas dimensiones; desprovista de casi todo lo esencial, responda a una pregunta sobre cuales son las condiciones de su barrio, y después de pensarlo bastante, responda diciendo que no los hay, que todo esta bien como está, pues tiene un techo bajo el cual cobijarse y su marido esta trabajando. Todo esta bien, perfecto? (Montero, M., 1980/1991", ( 17 ),
Es un reto para la Psicología Social estudiar las viejas y nuevas formas de conformismo, puesto que con cada época histórica se hace necesario revisar las diversas manifestaciones de un evento de conducta. Moscovici (1985) decía que existen tres formas de reacción a la influencia social: (a) el conformismo, (b) la normalización, y (c) la internalización. El conformismo es "la aceptación de una norma dominante"(18), en tanto que la normalización es "una presión ejercida recíprocamente, que se traduce en una norma de juicio aceptable para todos"(19) y la internalización se refiere a "influencia impulsada por un individuo o una minoría cuyo resultado consiste en crear nuevas ideas, modos de pensar o comportarse, o bien modificar ideas recibidas, actitudes tradicionales, antiguos modos de pensar y actuar", (20).
En todo grupo social existe el cambio, pero sociológica y antropológicamente podemos observar como, de forma muy paradójica, los grupos sociales tratan de evitar, minimizar, controlar y castigar los cambios sociales. Fomentar el conformismo es una constante en toda sociedad porque su función es eliminar, precisamente, posiciones desviadas que puedan amenazar la estabilidad, la cohesión, la seguridad y la homogeneidad del grupo. (21). Se observa que aquellos grupos que son más conformes muestran menos actitudes hacia la crítica, mayor resistencia al cambio social, y mayor uniformidad de opiniones afectando muchas veces la creatividad tan necesaria en la búsqueda de soluciones a problemas. (22) No todos los miembros de un grupo social se conforman en un mismo grado. Algunos muestran una aceptación pública aunque mantienen sus propios criterios y su desacuerdo en privado solo para minimizar o evitar el conflicto que supone el desacuerdo. A esto se le ha llamado "conformismo simulado"(23) y comparte algunos elementos de conducta con lo que Freire llamaba "la ideología del silencio" pues ambos dejan una impresión pública distinta a lo que en privado las personas piensan. Otros pueden asumir formas de conformismo abierto ante situaciones sociales, como el empleo y el estudio, donde la frustración, entre jóvenes de diversos países, ha llegado a tantos extremos que parecen haber optado por no trabajar ni estudiar, desapareciendo en ellos el "vínculo educativo" y laboral (24).
También puede ocurrir que una minoría comience a romper con la conformidad, la complacencia y la sumisión, mediante procesos de actividad cognitiva analítica que dé inicios a innovaciones que pueden comenzar a ejercer presión sobre la mayoría conforme. En esta reacción está la semilla del cambio social.
No obstante, no todo cambio social se aleja del conformismo sino que a veces cambia hacia nuevas formas de manifestación del mismo fenómeno. Por ejemplo, vivimos en una época donde se describe al ser humano como uno activo que toma decisiones, pero a la vez, donde todo se dirige hacia el valor de una cultura de lo liviano. Esta nueva mercadeada actitud aplica tanto a productos y objetos como a la actitud que puede asumirse ante la educación, las relaciones sociales, las ciencias y la visión general de mundo convirtiéndose en un estilo, o prototipo, de vida en algunas sociedades.
"El mundo light siempre ha existido, pero nunca alcanzó las magnitudes presentes en un desarrollo que permite ver su imparable crecimiento a niveles todavía mayores.
Ahora todo tiende a ser leve y liviano, pero ya no visto como criticable o superficial sino como valioso, digno y necesario, como un avance de lo moderno que permite estar y vivir mejor o con menos problemas. Lo light aparece en todo, y muchas veces con títulos y anuncios que lo destacan: en alimentos y bebidas, en literatura (los llamados best-sellers, pero no en los títulos que alcanzan gran difusión y tienen calidad, sino en la hecha intencionalmente con tal fin, absolutamente dominante en publicaciones periódicas), en la también absolutamente dominante programación radial, televisiva y cinematográfica 7, etc.". (25).
La estratificación social también mantiene y fomenta el conformismo mediante la enseñanza de valores familiares que responden a la ideología de clases, como vemos en la siguiente descripción:
"Los niños de clase media y alta poseen una mayor racionalidad; su formación se realiza de un modo lógico, coherente y orientado hacia metas valiosas. Todas las decisiones que se toman, al respecto, se inspiran en fines a largo plazo. Los medios utilizados incluyen un conjunto explícito de objetivos y de valores, así como un repertorio estable de recompensas y castigos, (auxiliares). Ello implica que estos niños sean capaces de proponerse fines a largo plazo, imponerse objetivos y sacrificios para conseguirlos. Por último, se les enseña a dominar sus sentimientos (sublimación e inhibición de tendencias instintivas)... Otras investigaciones aportaron aspectos cualitativos. Unas revelaban que los niños de clase social baja tienen menos verbalización; otras apuntaban hacia la menor solicitud de estos niños hacia la actividad mental inteligente.
En este sentido la democracia en el hogar y la responsabilidad individual (óptimas en la clase media) parecen estimular el progreso intelectual y el aprendizaje. Por el contrario, el conformismo y la sujeción forzada (típica en la clase social inferior) llevarían a la pasividad intelectual", (26).
La Psicología Social norteamericana, por su parte, continúa haciendo sus estudios sobre conformismo dentro de los parámetros conductistas, de forma muy distinta al abordaje que se le está dando en América Latina. A continuación varios ejemplos de estudios típicos:
Un estudio examina cómo las normas de salida del grupo de trabajo afectan el esfuerzo del trabajo cuando están sujetos a supervisión. Un modelo simple del conformismo para agrupar normas reproduce las características numerosas de los esquemas observados y concluye: (a) si hay alguna pérdida de utilidad para los que se desvíen de normas del grupo, entonces los trabajadores restringen su salida cuando están frente a supervisión; (b) los que rompen la tasa están por debajo de la inutilidad media del esfuerzo, y/o están por debajo de los costos medios de desviación de normas del grupo; (c) cualquiera que rompe el índice se desviará por una cantidad grande de las normas del grupo; (d) cuando las presiones de conformarse aumentan, la cantidad de restricción de la salida aumentan; (e) los trabajadores se opondrán cambios en tecnología, porque temerán que se reduzca su paga; y (6) al final de una producción, los trabajadores tienen más probabilidad de aumentar sus salidas substancialmente. (27)
Otro estudio, muy típico y útil par sociedades capitalistas de gran consumismo, desarrolla un modelo en el cual los consumidores compran una buena propiedad para ganar altos dividendos de tal modo que puedan alcanzar una condición socio-económica más alta. En balance, el valor que señala esa propiedad depende del número de consumidores, y el comportamiento de los posibles consumidores es caracterizado por "snobbism" o conformismo. La curva de la demanda del mercado para la rentabilidad de la propiedad puede exhibir una curva positiva si los consumidores son conformistas. (28)
Se investiga la transmisión cultural del conformismo en otro estudio norteamericano. Se demostró que una tendencia mayoritaria era la de adquirir el comportamiento más común exhibido en una sociedad porque esa tendencia aumenta la probabilidad de adquirir creencia y valores adaptativos. El análisis de este modelo indica que la transmisión del conformismo está favorecida bajo una gama muy amplia de condiciones.
El análisis también sugiere que hay una relación sinérgica entre la evolución de la imitación y la evolución del conformismo. (29)
En resumen, y con los ejemplos ofrecidos en este trabajo, vemos que la Psicología Social en América Latina aborda el problema del conformismo desde la perspectiva del efecto de la ideología sobre la vida social así como el impacto de la estructura social, en tanto que la Psicología Social norteamericana persiste en su tradición de hacer estudios de acuerdo a visiones instrumentales y conductistas sobre el mismo fenómeno.
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