miércoles, 20 de agosto de 2008

EN NOMBRE DEL AMOR




¿Que podemos hacer cuando alguien cercano a ti siente el recelo, la sospecha o la inquietud de que la persona amada haya mudado su cariño hacia ti? No controla el rencor, la ira o el resentimiento y achaca todos los males al contrario o contraria en este caso, cuando el culpable es el amado, el objeto de su amor.

Imagina toda clase de males para la adversaria y la dibuja con un perfil negativo que justifica su resentimiento. Denigra a esta persona frente al otro, y le prohíbe que se acerque a ella desacreditándola y desprestigiándola.
Queremos preservar a la persona amada, que nos sea fiel, y a veces este concepto se confunde con el sentido de la propiedad.
¿Tenemos derecho a coartar la libertad del otro? ¿Podemos retenerlo a nuestro lado aún cuando sabemos que lo hemos perdido?

Pienso que la respuesta está clara. No obstante todavía muchas personas se obstinan en mendigar el amor que no reciben, el que ya de antemano perciben como extraviado. Se agarran a un clavo ardiendo en un intento desesperado por rescatar el amor que sienten pero el vestigio de este únicamente subsiste en su corazón.

Realizan un último intento desesperado por recuperar el recuerdo, la evocación de un enamoramiento que ya solo se mantiene por su parte pero que por parte del otro solo está en el baúl de los recuerdos.
Cuando sobreviene el desamor, ya ha transcurrido un camino muy largo y es difícil saber en que lugar y cuando se produjo el mismo, sin embargo éste es un hecho constatable aunque no fácilmente asimilable por el que todavía esta colgado.

El que cela inventa cualquier estratagema para que el otro permanezca a su lado, algunas de estas son: el chantaje emocional, posicionarse en el papel de victima, recriminarle al otro su actitud, su indiferencia y exigirle en nombre del sentimiento y la pasión que un día vivieron que modifique su conducta y la última y más importante: poner a caer de un burro a la que creemos que es su nueva venerada. Da igual que sea tu amiga, que te haya ayudado cuando lo hayas necesitado, que sea una persona generosa o inteligente. Siempre existe una forma de vilipendiar al otro, de desprestigiarlo o despreciarlo aunque posea un cúmulo de virtudes, ella se encargará de sacar a flote los defectos.
Luego supongo que se justifica la mala conciencia pensando que en la guerra y en el amor todo vale.
De todas maneras esto es la crónica anunciada de un desastre que acontecerá a corto plazo y que será inevitable: la ruptura


Como dice Ricardo Arjona: "quitate el complejo de teniente que el amor sin libertad dura lo que un estornudo"

domingo, 3 de agosto de 2008

EL DUELO


El destino es todo aquello con lo que te topas en el camino, personas, cosas, hechos que no puedes controlar: la muerte de uno o más seres queridos, una enfermedad inesperada, un despido, una pérdida de interinidad, un suspenso o una suegra ludópata que si pudiera embargaría hasta tu piso. Me he tropezado con todo esto y como consecuencia mi estado anímico está en su peor momento. No aguanto el ruido, me cuesta mantener una conversación que se alargue más de 4 0 5 frases complejas. Mi capacidad para la diversión y la relación se encuentra mermada. Cada actividad diaria supone para mí el mayor de los esfuerzos. Levantarme y pensar en el día a día, buscar trabajo supone un esfuerzo sobrehumano. Cuando pierdes la ilusión recuperarla y encontrar el motor para vivir no es nada fácil.
Estoy segura que si me mantengo en este estado salud, dinero y amor (relaciones de amistad y pareja) se verán afectadas. Me cuesta expresar todo lo que siento, esto se esta traduciendo en síntomas psicosomáticos varios: se me está cayendo el pelo a montones y me duele muchísimo el estómago, dos cosas que no me acontecieron nunca, mi pelo y mi estómago han sido de hierro hasta ahora.
Pasar el duelo no es nada fácil, sientes vacio y dolor incluso culpabilidad porque piensas que podías haber hecho algo para que esto no sucediera, se libera o desata una avalancha de emociones.
Parece que no es viable ni conveniente evitar este proceso, pero si es posible recorrer la senda del duelo de una manera más liviana.
Intentaré despedirme del ausente, aceptar la realidad y pedir ayuda sincera, y pienso que volveré a sonreir de la misma manera.

El dolor es tan profundo, tan desgarrador, tan fuerte, que no deja espacio para ningún otro sentimiento. Es de tal intensidad que no se puede soportar durante mucho tiempo.

Ahora se que el dolor es inevitable y que eludirlo o intentar anestesiarlo es un error, intentaré aliviarlo y que el tiempo curé la herida. Intentar despedirme, abrir los brazos y dejar partir. Necesito hablar de mi padre, para recordarlo y disfrutar reviviendo aquello que decía, las bromas que gastaba, no hablando de él no voy a conseguir eludir la tristeza. No hay reglas para llevar este dolor no quiero exigirme nada. Ahora tengo el deseo de cambiar muchas cosas en mi vida, mi entorno y no quiero estar pendiente de si la gente aprueba o no lo que quiero hacer para volver a conectarme con la vida.

Hay personas que nos hablan y ni las escuchamos; hay personas que nos hieren y no dejan cicatriz. Pero hay personas que simplemente aparecen en nuestra vida y nos marcan para siempre. Así fuiste tu para mi papá apareciste el primer día de mi vida ya ahora que te has ido estarás conmigo siempre
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