domingo, 3 de agosto de 2008

EL DUELO


El destino es todo aquello con lo que te topas en el camino, personas, cosas, hechos que no puedes controlar: la muerte de uno o más seres queridos, una enfermedad inesperada, un despido, una pérdida de interinidad, un suspenso o una suegra ludópata que si pudiera embargaría hasta tu piso. Me he tropezado con todo esto y como consecuencia mi estado anímico está en su peor momento. No aguanto el ruido, me cuesta mantener una conversación que se alargue más de 4 0 5 frases complejas. Mi capacidad para la diversión y la relación se encuentra mermada. Cada actividad diaria supone para mí el mayor de los esfuerzos. Levantarme y pensar en el día a día, buscar trabajo supone un esfuerzo sobrehumano. Cuando pierdes la ilusión recuperarla y encontrar el motor para vivir no es nada fácil.
Estoy segura que si me mantengo en este estado salud, dinero y amor (relaciones de amistad y pareja) se verán afectadas. Me cuesta expresar todo lo que siento, esto se esta traduciendo en síntomas psicosomáticos varios: se me está cayendo el pelo a montones y me duele muchísimo el estómago, dos cosas que no me acontecieron nunca, mi pelo y mi estómago han sido de hierro hasta ahora.
Pasar el duelo no es nada fácil, sientes vacio y dolor incluso culpabilidad porque piensas que podías haber hecho algo para que esto no sucediera, se libera o desata una avalancha de emociones.
Parece que no es viable ni conveniente evitar este proceso, pero si es posible recorrer la senda del duelo de una manera más liviana.
Intentaré despedirme del ausente, aceptar la realidad y pedir ayuda sincera, y pienso que volveré a sonreir de la misma manera.

El dolor es tan profundo, tan desgarrador, tan fuerte, que no deja espacio para ningún otro sentimiento. Es de tal intensidad que no se puede soportar durante mucho tiempo.

Ahora se que el dolor es inevitable y que eludirlo o intentar anestesiarlo es un error, intentaré aliviarlo y que el tiempo curé la herida. Intentar despedirme, abrir los brazos y dejar partir. Necesito hablar de mi padre, para recordarlo y disfrutar reviviendo aquello que decía, las bromas que gastaba, no hablando de él no voy a conseguir eludir la tristeza. No hay reglas para llevar este dolor no quiero exigirme nada. Ahora tengo el deseo de cambiar muchas cosas en mi vida, mi entorno y no quiero estar pendiente de si la gente aprueba o no lo que quiero hacer para volver a conectarme con la vida.

Hay personas que nos hablan y ni las escuchamos; hay personas que nos hieren y no dejan cicatriz. Pero hay personas que simplemente aparecen en nuestra vida y nos marcan para siempre. Así fuiste tu para mi papá apareciste el primer día de mi vida ya ahora que te has ido estarás conmigo siempre
.

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