martes, 11 de septiembre de 2007

ESTULTICIA


Conozco a un tonto. Creo que codearse con un tonto es justo y necesario. Te transmite la felicidad que vive desde su ignorancia. El desconocimiento le transporta a paraísos de dicha que en este caso ni siquiera son artificiales, son únicamente producto de la estulticia.

Ser idiota esta de moda. Donde quiera que vaya un necio es recibido con los brazos abiertos. A un mentecato cualquier novedad le parece un mundo, porque los botarates son fácilmente impresionables. Un majadero no te resuelve problemas pero tampoco se queja. El cretino suele hacerte la pelota y dorarte un poco la píldora aunque lo que digas o hagas tenga poco valor o esté al nivel de su intelecto, es decir ,bajo cero. Este tipo de personas son muy válidas en el mundo laboral porque aunque no te resuelven ecuaciones de tres incógnitas, ni te presentan grandes proyectos que cambien el rumbo de la empresa no suelen dar muchos quebraderos de cabeza porque su tontuna los tiene como hipnotizados o extasiados. Con un melón puedes irte de fiesta, hacer compras, para mantener una conversación no es que sean muy válidos pero para los días que estás solo hasta puedes soportar ese runrún sin sentido. En este momento de diálogo enriquecedor tu te preguntas ¿pero que hago aquí con este fantoche? Le cuentas una historia que no tiene ni pies ni cabeza y va el primo y se la cree y encima te da la razón, y es en este momento cuando tú sufres una catarsis y te identificas totalmente con el memo que tienes enfrente. Y exclamas tras la conversión ¡quién es más estúpido el o yo¡ he ahí una duda existencial.
Encima te ofrece un monólogo respecto a lo que él haría en tu situación porque tiene experiencia y ya ha pasado por todo. Luego el pánico te invade y piensas que quizás puede ser contagioso y que tú eres más rocín de lo que pensabas. Como conoces alguno de los síntomas de la estupidez piensas que puede ser que sufras alguno de ellos y que todo lo que ves en él sea un reflejo o un indicio de algo que apareció en ti de forma espontánea. Quizás te mereces esa “amistad” por afinidad, complicidad o porque comparte alguno de tus valores aunque él lo desconozca. El pánfilo es válido como animal de compañía. Después de todo siento envidia del borrico porque aunque es lento, simple, limitado, corto, insensato… el muy jodido es feliz. No pierdo la esperanza y busco la imbécil que vive dentro de mi.